miércoles, 20 de febrero de 2008

(entre paréntesis) A un año de la muerte de nuestra querida Lilian Sáez...

Hoy, necesito contarles algo muy personal.
Hace exactamente un año, comenzábamos a llorar a nuestra querida Lilian Sáez, adorable amiga, hija única, compañera fiel. Una enfermedad inesperada nos privó de su sonrisa cuando aún le quedaba mucho (¿todo?) por hacer.

Estar con Lili era aprender a disfrutar de la vida. Su coraje, su valentía y su decisión nos sirvieron de ejemplo a todos los que la conocimos. A pesar de los contratiempos, nunca se rindió, ni siquiera cuando su salud se quebró repentinamente.

Luchó hasta el último segundo. Pero su vida se esfumó antes de que pudiéramos aceptarlo.

Desde entonces, todos los que la queremos seguimos extrañando su voz, añorando su sonrisa y viviendo de recuerdos. Y yo trato de buscar algún consuelo, aunque la impotencia ante su muerte me genera odio. Es mentira que el tiempo borra las heridas. Cuesta mucho entender a la muerte, y más cuando llega a destiempo.

Durante su breve internación, Lili aprendió muchas cosas. Así lo dejó escrito en varias notas. Y su enfermedad hizo que muchos de nosotros entendiéramos la importancia de donar sangre. Es más: ella decía que, cuando le dieran el alta, iba a agradecerle uno por uno a todos los que pusimos el brazo para ayudarla a enfrentar su tratamiento.

Por eso, charlando con su mamá Mabel, se nos ocurrió una buena manera de recordarla: ir a donar sangre. Da lo mismo el lugar: puede ser el Instituto Fleming (donde ella estuvo internada), o cualquier hospital público, o donde sea. La cuestión es entender la importancia de la actitud voluntaria de donar sangre para alguien que lo necesite. En el sitio de Fundaleu, podrán hacer las consultas que quieran con respecto a la donación voluntaria de sangre.

La invitación está hecha. En medio de tanto dolor, quizás sea una buena manera de recordar a Lili.

Saludos para todos. Y querida hermanita: no entendemos tu partida. Te extrañamos con locura. No aceptamos el silencio. Y te seguimos queriendo, como el primer día.

PD: Cada vez que mira el cielo, mi ahijada Mara (que tiene 6 años) dice que Lili está cuidándonos desde una estrella. Por las noches, miro hacia arriba y trato de buscar esa estrella. Y pienso en Lili. Hoy, a un año de su partida, voy a hacer lo mismo. Y ese mismo cielo nos regalará un eclipse total de Luna… Podrán decir que exagero, pero me gusta pensar que Lili algo tuvo que ver con esta linda coincidencia…


Lili y yo, en marzo de 2005

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin querer llegué a este espacio, a este post sentí curiosidad o Lili me la hicieron sentir... o Sole, mi mejor amiga que falleció por leucemia el 24 de febrero de 2007 a pocos días de lo sucedido con Lili... Creo en las coincidencias y la necesidad de que la gente haga lo que está a su alcance para ayudar a las personas que lo necesitan. Porque cuando la muerte llega a los seres queridos el dolor que queda es inmenso Saludos. Silvina.A